Más de 40 millones de personas en todo el mundo son ciegas, y muchas de ellas alcanzan esta condición después de muchos años de degeneración retiniana lenta y progresiva. El desarrollo de prótesis sofisticadas o nuevos elementos sensibles a la luz, con el objetivo de reemplazar la función retiniana interrumpida y alimentarselas señales visuales restauradas al cerebro han proporcionado nuevas esperanzas. Sin embargo, se sabe muy poco acerca de si el cerebro de las personas ciegas retiene la capacidad residual para procesar entradas visuales restauradas o artificiales.
Un nuevo estudio publicado el 25 de octubre en la revista de acceso abierto PLOS Biología por Elisa Castaldi y Maria Concetta Morrone de la Universidad de Pisa, Italia, y sus colegas investigan la capacidad del cerebro para procesar información visual después de muchos años de ceguera total, estudiando pacientes afectados por Retinitis Pigmentosa, una enfermedad hereditaria de la retina que gradualmenteconduce a la ceguera completa.
Las respuestas perceptivas y cerebrales de un grupo de pacientes se evaluaron antes y después de la implantación de un implante protésico que detecta señales visuales y las transmite al cerebro estimulando los axones de las células ganglionares de la retina. Utilizando imágenes de resonancia magnética funcional, los investigadores encontraronque los pacientes aprendieron a reconocer estímulos visuales inusuales, como destellos de luz, y que esta capacidad se correlacionó con una mayor actividad cerebral. Sin embargo, este cambio en la actividad cerebral, observado tanto a nivel talámico como cortical, requirió un entrenamiento extenso durante un largo período de tiempo.tiempo para establecerse: cuanto más practicaba el paciente, más respondía su cerebro a los estímulos visuales y mejor percibía los estímulos visuales utilizando el implante. En otras palabras, el cerebro necesita aprender a ver de nuevo.
Los resultados son importantes, ya que muestran que después de la implantación de un dispositivo protésico, el cerebro sufre cambios plásticos para volver a aprender a utilizar las nuevas señales visuales artificiales y probablemente aberrantes. Demuestran una plasticidad residual de los circuitos sensoriales deel cerebro adulto después de muchos años de privación, que puede explotarse en el desarrollo de nuevos implantes protésicos.
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Materiales proporcionados por PLOS . Nota: El contenido puede ser editado por estilo y longitud.
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