La cognición social es el estudio de cómo las personas procesan la información social, especialmente su codificación, almacenamiento, recuperación y aplicación a situaciones sociales.
Ha habido mucho interés reciente en los vínculos entre la cognición social y la función cerebral, particularmente porque los estudios neuropsicológicos han demostrado que la lesión cerebral particularmente en los lóbulos frontales puede afectar negativamente los juicios sociales y la interacción.
También se sabe que las personas diagnosticadas con ciertas enfermedades mentales muestran diferencias en la forma en que procesan la información social.
Ahora hay un campo de investigación en expansión que examina cómo tales condiciones pueden sesgar los procesos cognitivos involucrados en la interacción social, o por el contrario, cómo tales sesgos pueden conducir a los síntomas asociados con la condición.
También está quedando claro que algunos aspectos de los procesos psicológicos que promueven el comportamiento social como el reconocimiento facial pueden ser innatos.
Los estudios han demostrado que los bebés recién nacidos, menores de una hora de edad pueden reconocer y responder selectivamente a las caras, mientras que las personas con algunos trastornos del desarrollo, como el autismo o el síndrome de Williams, pueden mostrar diferencias en la interacción social y la comunicación social en comparación con sus compañeros no afectados.