La investigadora Teresa Fernández-Crespo, autora principal de este estudio, había encontrado en un trabajo previo diferencias demográficas entre las personas enterradas en dólmenes y las enterradas en cuevas: mientras que los adultos varones predominaban en los dólmenes, los niños y las mujeres eran máscomún en las cuevas. Esta variabilidad funeraria es común en todo el continente de Europa, aunque "casi nunca se ha investigado sistemáticamente", explicó el investigador.
A través de este estudio, querían ir más allá y "conocer la posible importancia de las diferentes prácticas funerarias en una secuencia de espacio-tiempo muy restringida para ver si podría haber una diferencia en la dieta de las personas enterradas en megalitos y aquellosen las cuevas. "La clave se encuentra en la dieta, que además de abordar una necesidad fisiológica", también constituye un comportamiento cultural y social determinado por varios parámetros. Es por eso que sabíamos que a través de los patrones de alimentación podíamos descubrir algo sobre"La estructura social y el tipo de sociedades que habían sido enterradas en estos lugares", explicó.
El análisis se ha centrado en los restos en el área de Rioja Alavesa, que "es una región incomparable donde las cuevas y los dólmenes están muy cerca el uno del otro, a una distancia promedio de 10 km. Gracias a la datación disponible, hemos podidopara distinguir los últimos momentos neolíticos y primeros calcolíticos de los dólmenes para poder compararlos con las secuencias de las cuevas correspondientes a ese mismo período "
El trabajo consistió en medir los isótopos estables de carbono y nitrógeno en el colágeno óseo. "Estos isótopos se utilizan para tratar de reconstruir la dieta en el pasado. Y el hecho es que la composición de los huesos humanos está determinada por los alimentos consumidos por el individuo duranteaproximadamente la última década de su vida, porque el tejido óseo se remodela gradualmente. Eso no es sorprendente porque 'somos lo que comemos'; lo que sucede es que al final todo lo que comemos se incorpora gradualmente a nuestro tejido ", dijo Fernández-Crespo.
¿Diferentes comunidades o diferencias socioeconómicas?
Los resultados muestran que la dieta de los individuos se basó en "plantas del tipo C3, como los cereales, porque ya se cultivaban durante ese período, con una contribución de animales terrestres, principalmente domesticados cabras,ovejas, vacas ". Esta parece haber sido la dieta general de ambos tipos sepulcrales". Pero, en realidad, el descubrimiento más importante son las diferencias significativas en los valores de isótopos de carbono entre cuevas y megalitos.
Se proponen dos posibles interpretaciones para explicar esta diferencia. "La primera sería que esta divergencia refleja un uso diferenciado en ciertas comunidades que practicaron diferentes ritos funerarios y también siguieron diferentes economías de subsistencia debido al uso de diferentes áreas agrícolas: en el"El caso de las cuevas, las laderas de la cordillera de Cantabria, y en el caso de los dólmenes, las áreas más abiertas del valle", señaló el investigador.
Con respecto a la segunda opción, "las divergencias en los valores de isótopos de carbono también podrían haber surgido dentro de la misma comunidad, donde todos pertenecían al mismo grupo en el que había especialización económica. En otras palabras, un sector de la población podría, por ejemplo, han estado más involucrados en actividades de pastoreo en la cordillera y en la agricultura en el valle, o podría haber diferencias socioeconómicas que se expresaron en el acceso preferencial a áreas más fértiles o a ciertos alimentos.descansar en cuevas puede haber disfrutado de un estado inferior y su acceso a mejores tierras para la agricultura puede haber sido más restringido, mientras que aquellos enterrados en megalitos, cuya construcción requirió una inversión considerable en términos de trabajo, pueden haber tenido acceso a mejores tierras más abiertos, más fértiles, etc. "
En lo que respecta al futuro, se proponen otros canales de investigación para averiguar "qué hipótesis deberíamos optar". Por lo tanto, se propone un análisis de isótopos de estroncio y oxígeno, ya que esto permitiría evaluar la movilidad de estas poblaciones,"dado que algunos autores sugieren que durante el Neolítico tardío y el Calcolítico temprano, esta región estaba muy densamente poblada posiblemente como resultado de la llegada de una población extranjera. Por lo tanto, aquellos que están ocupando un tipo de entierro u otro podrían ser poblaciones que vinieron de fuera", señaló Fernández-Crespo.
Además, se ha iniciado una investigación basada en el análisis secuencial de los isótopos de carbono y nitrógeno en la dentina de los dientes. "Si los huesos se remodelan y solo muestran el signo de los últimos diez años de vida de los individuos, el signo isotópico deEl carbono y el nitrógeno del momento en que se formaron se registran en los dientes. Este estudio podría revelar si las diferencias entre las personas enterradas en dólmenes y las de las cuevas emergen desde el nacimiento dos poblaciones que están haciendo algo diferente o si se adquierencon el tiempo, lo que nos llevaría a pensar que están más vinculados al estado alcanzado por cada individuo ", explicó Teresa Fernández-Crespo.
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Materiales proporcionado por Universidad del País Vasco . Nota: El contenido puede ser editado por estilo y longitud.
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