En psicología y otras ciencias sociales y del comportamiento, la agresión se refiere al comportamiento que tiene la intención de causar daño o dolor.
La agresión puede ser física o verbal, y el comportamiento se clasifica como agresión incluso si en realidad no logra causar daño o dolor.
El comportamiento que accidentalmente causa daño o dolor no es agresión.
El daño a la propiedad y otros comportamientos destructivos también pueden incluirse en la definición de agresión.
Agresión no es lo mismo que asertividad.
La agresión es un fenómeno desconcertante.
¿Por qué las personas están motivadas para lastimarse unas a otras?
¿Cómo ayuda la violencia a los organismos a sobrevivir y reproducirse?
Después de dos siglos de teorías y avances tecnológicos, los psicólogos y otros científicos han podido analizar profundamente las raíces biológicas y evolutivas de la agresión, así como sus consecuencias en la sociedad.
El área de donde se origina toda emoción es el cerebro.
Si bien los científicos continúan probando varias áreas del cerebro para determinar sus efectos sobre la agresión, se han encontrado dos áreas que regulan o afectan directamente la agresión.
Se ha demostrado que la amígdala es un área que causa agresión.
La estimulación de la amígdala da como resultado un comportamiento agresivo aumentado, mientras que las lesiones de esta área reducen en gran medida el impulso competitivo y la agresión.
Se cree que otra área, el hipotálamo, cumple una función reguladora en la agresión.
Se ha demostrado que el hipotálamo causa un comportamiento agresivo cuando se estimula eléctricamente, pero lo más importante es que tiene receptores que ayudan a determinar los niveles de agresión en función de sus interacciones con los neurotransmisores serotonina y vasopresina.