Una corriente oceánica es un movimiento dirigido más o menos permanente o continuo del agua oceánica que fluye en uno de los océanos de la Tierra.
Las corrientes se generan a partir de las fuerzas que actúan sobre el agua, como la rotación de la tierra, el viento, las diferencias de temperatura y salinidad y la gravitación de la luna.
Los contornos de profundidad, la costa y otras corrientes influyen en la dirección y la fuerza de la corriente.
Las corrientes oceánicas pueden fluir por miles de kilómetros.
Son muy importantes para determinar los climas de los continentes, especialmente aquellas regiones que bordean el océano.
Quizás el ejemplo más llamativo es la Corriente del Golfo, que hace que el noroeste de Europa sea mucho más templado que cualquier otra región en la misma latitud.
Las corrientes oceánicas profundas son impulsadas por los gradientes de densidad y temperatura.
La circulación termohalina, también conocida como la cinta transportadora del océano, se refiere a las corrientes de la cuenca oceánica impulsada por la densidad del océano profundo.
Estas corrientes, que fluyen bajo la superficie del océano y, por lo tanto, están ocultas para su detección inmediata, se denominan ríos submarinos.