El moco es la primera línea de defensa contra las bacterias malas en nuestro intestino. ¿Pero podría ser también parte de nuestra defensa contra las enfermedades del cerebro?
El desequilibrio bacteriano en el intestino está relacionado con la enfermedad de Alzheimer, el autismo y otros trastornos cerebrales, aunque las causas exactas no están claras.
Ahora, una nueva revisión de investigación de 113 estudios neurológicos, intestinales y de microbiología dirigidos por la Universidad RMIT sugiere un hilo común: los cambios en el moco intestinal.
La autora principal, la profesora asociada Elisa Hill-Yardin dijo que estos cambios podrían estar contribuyendo al desequilibrio bacteriano y exacerbar los síntomas centrales de las enfermedades neurológicas.
"El moco es una capa protectora crítica que ayuda a equilibrar las bacterias buenas y malas en el intestino, pero necesita la cantidad correcta, ni demasiado ni muy poco", dijo Hill-Yardin.
"Los investigadores han demostrado previamente que los cambios en el moco intestinal afectan el equilibrio de bacterias en el intestino, pero hasta ahora, nadie ha hecho la conexión entre el moco intestinal y el cerebro".
"Nuestra revisión revela que las personas con autismo, enfermedad de Parkinson, Alzheimer y esclerosis múltiple tienen diferentes tipos de bacterias en el moco intestinal en comparación con las personas sanas y diferentes cantidades de bacterias buenas y malas".
"Es una nueva conexión entre el intestino y el cerebro que abre nuevas vías para que los científicos exploren, a medida que buscamos formas de tratar mejor los trastornos del cerebro apuntando a nuestro 'segundo cerebro': el intestino".
La mucosidad intestinal es diferente dependiendo de dónde se encuentre en el tracto gastrointestinal: en el intestino delgado es más porosa, por lo que los nutrientes de los alimentos se pueden absorber fácilmente, mientras que en el colon, la mucosidad es espesa y debe ser impenetrable para las bacterias.
El moco está lleno de péptidos que matan las bacterias, especialmente en el intestino delgado, pero también puede actuar como fuente de energía, alimentando algunas de las bacterias que viven dentro de él.
neuronas intestinales y trastornos cerebrales
Los científicos están aprendiendo que los trastornos cerebrales pueden afectar las neuronas del intestino. Por ejemplo, los investigadores de RMIT han demostrado que las neuronas del cerebro y del sistema nervioso intestinal se ven afectadas en el autismo.
La nueva revisión sugiere que la protección reducida de la mucosidad intestinal puede hacer que los pacientes con enfermedades neurológicas sean más susceptibles a problemas gastrointestinales.
Hill-Yardin dijo que la disfunción intestinal severa podría exacerbar los síntomas de los trastornos cerebrales, afectando significativamente la calidad de vida de los pacientes y sus familias.
"Si podemos entender el papel que juega el moco intestinal en la enfermedad cerebral, podemos tratar de desarrollar tratamientos que aprovechen esta parte precisa del eje intestino-cerebro", dijo.
"Nuestro trabajo muestra que la ingeniería microbiana y el ajuste del moco intestinal para estimular las bacterias buenas tienen potencial como opciones terapéuticas para los trastornos neurológicos".
Hill Yardin, investigador futuro del ARC y investigador principal del vicerrector de RMIT, dirigió la revisión con colaboradores de la Universidad de Melbourne y la Universidad de La Trobe.
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Materiales proporcionado por Universidad RMIT . Nota: El contenido puede ser editado por estilo y longitud.
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