La deforestación es la conversión de áreas boscosas a uso de tierras no forestales, como tierras de cultivo, uso urbano, área talada o tierra baldía.
Históricamente, esto significaba la conversión a pastizales o su contraparte artificial, campos de granos; sin embargo, la Revolución Industrial agregó urbanización.
Generalmente, esta eliminación o destrucción de áreas significativas de cobertura forestal ha resultado en un ambiente degradado con una biodiversidad reducida.
En los países en desarrollo, la deforestación masiva está en curso y está dando forma al clima y la geografía.
La deforestación resulta de la extracción de árboles sin una reforestación suficiente; sin embargo, incluso con la reforestación, puede ocurrir una pérdida significativa de biodiversidad.
Hay muchas causas, que van desde la lenta degradación de los bosques hasta los incendios forestales repentinos y catastróficos.
La deforestación altera el ciclo hidrológico, alterando la cantidad de agua en el suelo y las aguas subterráneas y la humedad en la atmósfera.
Los bosques apoyan una biodiversidad considerable, proporcionando un hábitat valioso para la vida silvestre; además, los bosques fomentan la conservación medicinal y la recarga de acuíferos.