Un corazón artificial es un dispositivo protésico que se implanta en el cuerpo para reemplazar el corazón biológico original.
Es diferente de una bomba cardíaca, que es un dispositivo externo que se utiliza para proporcionar las funciones tanto del corazón como de los pulmones.
Por lo tanto, la bomba cardíaca no necesita estar conectada a ambos circuitos sanguíneos.
Además, una bomba cardíaca solo es adecuada para usar no más de unas pocas horas, mientras que para el corazón artificial el registro actual es de 17 meses.
Este reemplazo sintético para un corazón de mamífero orgánico generalmente humano, sigue siendo uno de los objetivos largamente buscados de la medicina moderna.
Aunque el corazón es conceptualmente un órgano simple básicamente un músculo que funciona como una bomba, incorpora sutilezas complejas que desafían la emulación directa utilizando materiales sintéticos y fuentes de alimentación.
El beneficio obvio de un corazón artificial funcional sería reducir la necesidad de trasplantes de corazón, porque la demanda de corazones de donantes excede en gran medida la oferta.